Aragón

ALTO ARAGÓN - PUEBLOS LLENOS DE VIDA

Radiquero: arquitectura popular con encanto y poderosa actividad

El devenir apacible de un núcleo con sabor y tradición

Radiquero: arquitectura popular con encanto y poderosa actividad
Radiquero: arquitectura popular con encanto y poderosa actividad
Á.H.

HUESCA.- La vida apacible está entre los aspectos que mejor se valoran en la visita y estancia en Radiquero, a los pies de la Sierra de Sevil, en el municipio de Alquézar donde residen 45 vecinos "bien avenidos", según cuentan Manolo y Aurea. "Se vive muy tranquilos durante el año, de eso no nos podemos quejar", explican al periodista. En los últimos días, Antonio Aniés, que tiene 82 años, ha puesto a Radiquero en el mapa mediático por su trabajo de pastor durante tres décadas, reconocido por la Asociación de Ganaderos de la Sierra y Cañones de Guara.

"Estas cosas se agradecen mucho y, aunque somos pocos, el revuelo ha sido grande en el pueblo porque no salimos casi nunca en medios informativos", según dicen con buen humor. En la localidad, están más acostumbrados al revuelo por "almetas y totones" por Todos los Santos, que está entre las costumbres características del calendario de fiestas populares en el Alto Aragón. Radiquero tiene sabor a quesos artesanos elaborados con leche de cabra y en otra época no lejana a vinos de Bodega Monclús que gestionó la incombustible Mercedes.

El itinerario por el núcleo urbano ofrece la posibilidad de muestras de arquitectura popular y el encanto añadido de puertas con arcos dovelados. En los pueblos -Radiquero no es excepción- abundan las referencias de casas, Lorente, Blas y Villacampa entre otras. En la parte alta del barrio de los Meleses, destaca Casa de los Ayerbe, con oratorio, biblioteca, pinturas y muebles antiguos.

En cambio, es inusual recordar en fachadas "los diez mandamientos en el año dedicado a Dios Misericordioso" en 1999. Una leyenda en cerámica deja constancia de que mosén Cabrero, párroco del lugar, lo celebró en la iglesia parroquial Nuestra Señora de Bastarillas, dedicada a la advocación de La Asunción que se completa con las ermitas de la Virgen de la Viña, Santa Águeda y santos Fabián y Sebastián. La devoción enlaza con la estima vecinal hacia el párroco a quien dedicaron la Plaza José María Cabrero, en enero de 2012. Tal vez sea el único cura altoaragonés que disfruta del privilegio de ver a diario la cerámica a su nombre entre los que tienen reconocimientos, Rafael Ayerbe (Alquézar) y Bruno Fierro (Saravillo), fallecidos.

"Es una gran persona y servicial como pocos. Hace seis años (2013), regaló una campana para la iglesia cuando los vecinos de san Pelegrín reclamaron la suya que estaba en el campanario desde que se despobló el lugar", una muestra más entre las que ornan la vida de Cabrero. Cerca está el bar "O" Coronazo", único que hay en el pueblo y espacio de reunión social habitual. El nombre se deriva de la asociación cultural que organiza la mayor parte de las actividades.

Radiquero es, también, el lugar idóneo para "escapadas de turismo rural" en busca de tranquilidad con dotación de 4 casas adecuadas y un albergue. El Camino Natural del Somontano pasa por las calles del pueblo y es un aliciente añadido. La plaza "multiusos" sirve para aparcamientos, frontón, tiene canasta de básquet adosada a los muros de la iglesia, parque infantil y espacio para la orquesta en las fiestas patronales entre 15 y 20 de agosto, las más señaladas con Semana Santa y Todos Santos.