La Hoya

colabora: caja rural de aragón

Bolea, el pueblo con la cereza en el corazón de todos sus habitantes

#CONTRALADESPOBLACIÓN: Proyectos y soluciones

Feria Bolea 16 06 2024 Foto LAURA AYERBE_2 [[[DDA FOTOGRAFOS]]] [Original: IMG_1585.jpg] Autor: AYERBE, LAURA (DDA) Fecha: 16/06/2024 Propietario: (DDA) DIARIO DEL ALTO ARAGON Id: 2024-2295978 [[[DDAARCHIVO]]]
La temporada de este año es buena y los recolectores de la cooperativa de Bolea esperan llegar a los 25.000 kilos de cerezas.
L. A.

La cereza en Bolea es como la albahaca en Huesca para San Lorenzo, está presente en todas y cada una de las casas. Al amparo de este manjar, dulce y jugoso como pocos, han crecido muchas de las familias de la localidad, que han transmitido de generación en generación el amor y sacrificio por el cuidado de un fruto que se ha convertido en la seña de identidad y orgullo de todo un pueblo.

“En Bolea, quien más, quien menos, tiene cerezas en casa, aunque sea para comer o regalar”, afirma Santiago Pisa, socio de la Cooperativa de Cerezas de Bolea (Cocebo).

Para Maribel Bailo, alcaldesa de La Sotonera, al que pertenece la localidad, “la cereza forma parte del ADN de la gente de Bolea desde tiempos inmemoriales”. Y aunque en su día fue un motor de desarrollo de primer orden, hoy su importancia ha quedado relegada a “un plano más social que económico”, observa.

Feria Bolea 16 06 2024 Foto LAURA AYERBE_4 [[[DDA FOTOGRAFOS]]] [Original: IMG_1487.jpg]   Autor: AYERBE, LAURA (DDA) Fecha: 16/06/2024 Propietario: (DDA) DIARIO DEL ALTO ARAGON Id: 2024-2292399 [[[DDAARCHIVO]]]
Venta de cerezas en la Feria de Bolea.
L. A.

La falta de relevo generacional, las exigencias de la producción en cuanto al calibre o el sacrificio que conlleva su recolección -una por una y siempre a mano- son algunas de las principales causas por las que “la cereza de Bolea corre peligro de desaparición”, advierte la alcaldesa, quien defiende la necesidad de “darle una vuelta” a la estrategia para asegurar su permanencia.

En la actualidad hay ocho productores de cerezas en la localidad y tres de ellos pertenecen a la cooperativa local, que lleva unos cuarenta años funcionando con “algunos altibajos” en el camino, señala Santiago Pisa, uno de sus socios.

“Fundamos Cocebo seis personas y después se fueron apuntando más. Hubo un tiempo en el que llegamos a estar hasta 120 socios, pero ahora solo quedamos tres”, lamenta.

En la temporada pasada, la cooperativa sacó una producción de 20.000 kilos y este 2024, si el tiempo acompaña, puede que lleguen a los 25.000, indica el recolector, quien reconoce que sin la ayuda de la familia sería imposible llegar a estos números.

Su precio de venta al consumidor oscila, entre los 3 y los 5 euros el kilo, dice Pisa, un auténtico chollo en comparación con su precio en los supermercados y fruterías.

Como la alcaldesa, Santiago Pisa no es muy optimista con el futuro del sector. “Es un trabajo muy sacrificado y no hay relevo generacional”, coincide con la regidora. En la recogida de cereza no existen máquinas, es una labor que se debe hacer de forma artesanal, “todo a mano y eso, a la gente joven, le echa para atrás”.

“El abuelo ya bajaba con el burro a vender a Huesca”

En su casa, es la familia de su mujer -que es de Bolea- la que tiene la tradición de la cereza. “Somos la tercera generación. El abuelo ya bajaba con el burro a vender cerezas a Huesca”, recuerda.

Él siguió con el legado junto a su mujer, pero la continuidad es “complicada”. Su hija y su marido viven en Huesca y van a menudo a Bolea y les ayudan con las cerezas, pero “tienen otras obligaciones”.

Lo mismo ocurre con los otros dos socios de Cocebo, ambos son mayores y “no hay jóvenes que vengan detrás para hacerse cargo de la responsabilidad que conlleva la cooperativa”, indica.

“La mejor cereza del mundo”

Alcaldesa y agricultor vuelven a coincidir en que la cereza de Bolea es “la mejor del mundo”, entre otros motivos, por “el clima y la tierra que son los más propicios”. Además, se recoge en “su punto óptimo de maduración”, destaca Pisa.

Desde que comienza la temporada de recolección, a mediados de mayo, y hasta que finaliza, a finales de junio, aproximadamente, las puertas de Cocebo están abiertas todos los días para la venta. “Al mediodía cerramos, pero dejamos varios teléfonos anotados para que todo el mundo pueda comprar. Nadie que venga a Bolea a por cerezas se puede ir de vacío”.